De menores dimensiones que la Alameda de Cervantes o el Castillo, estos otros pequeños pulmones verdes salpican la ciudad y le proporcionan lugares de esparcimiento y aire puro. Construido dentro de lo que era el recinto del primero convento y después cuartel de Santa Clara, este parque ofrece un lugar protegido gracias a los muros perimetrales y una distribución escalonada, para poder salvar el desnivel del terreno. Se alternan los parterres con hierba y árboles con varias áreas con juegos infantiles y una pista polideportiva. Otro de estos jardines es el de la Arboleda. Situado en la bajada hacia el río Duero, en la conocida como Cuesta de la Dehesa Serena, este recinto hace ya muchos años que tiene esta finalidad, dando testimonio de ello el tamaño de los árboles. Una cuidada fuente de piedra, varios columpios y una abundante sombra en verano son sus principales atractivos. En una de las zonas de expansión de la ciudad, en las antiguas Eras de Santa Bárbara, se encuentra un parque con el mismo nombre. En torno a sus espacios verdes se construyó un carril bici. Junto a él, el parque de la Fuente del Rey, de similares características. Una biblioteca de verano facilita la lectura a las personas que lo visitan. Un pequeño pero muy concurrido jardín es el de la Barriada, junto a la avenida de Valladolid, destacando por la singularidad de sus farolas. Junto a la ermita del Mirón y a lo largo del paseo de acceso encontramos un cuidado espacio verde, al abrigo de un recuperado tramo de la muralla medieval y de resonancias poéticas. Por último, construido sobre el espacio que soterró parte de la vía férrea, se encuentra el parque de los Pajaritos, con amplias zonas verdes y juegos infantiles. El nuevo urbanismo de la ciudad nos proporciona pequeñas zonas verdes entre los edificios, que si bien no llegan a la categoría de parques, dan mayor calidad de vida a los vecinos y visitantes de Soria.