Quién no ha escuchado, alguna vez, las frases: el hábito no hace al monje; las cosas no son lo que parecen; el mundo es un pañuelo o qué pequeño es el mundo.Pues bien, imaginemos que todas son de aplicación en un encuentro casual entre personas. Si, además, a la situación, añadimos la inmodestia, los prejuicios, la ambición y la subsistencia, nos encontramos ante un desenlace, cuando menos, inesperado.Claro que, al final, siempre nos queda el recurso o el remedio de rectificar.Todo depende de si eres sabio o no hay otra salida.